lunes, 15 de junio de 2015

FÍBULA O HEBILLA MEDIEVAL



                                           
El verano está en puertas y trae consigo gran parte de las fiestas patronales, muchas de ellas con temática medieval, como es el caso de Baños de Cerrato en las celebraciones de su patrón, San Juan, por lo que  aprovechar la coyuntura para dar rienda suelta a la imaginación y dar un toque al traje de época con este broche o hebilla como complemento parece una buena idea.

Para esta faena apenas hace falta hacer gasto, quizás ninguno y es otra ocasión para reciclar, poniendo así la guinda del pastel para dar un buen acabado a las vestiduras.

Los materiales necesarios son:
- Una lata.
- Cola blanca o de contacto ( las dos valen)
- Un imperdible, broche viejo o la hebilla de un cinturón.
- Un trozo de fieltro, no importa el color.
- Esmalte de uñas de varios colores (opcional)
- Abalorios, mejor de cristal (opcional)
- Un trozo de cartón un poco grueso.

Las herramientas:
- Unas tijeras (que tengan punta)
- Un bolígrafo viejo.
- Unos palillos o mondadientes.

El aluminio de la lata es un material fabuloso, tiene el grosor y la resistencia necesaria, es muy maleable y muy asequible pero, ¡! atención corta, así que para evitar posibles heridas es mejor utilizar guantes para manejarlo.

Hay que cambiar la forma de lata por algo más similar a un pliego de papel, así que se cogen las tijeras y se clava una de las puntas en el borde del costado inferior o un poco antes del doblez que cierra la lata para hacer la boca.

Que nadie se preocupe por estropear las tijeras, de hecho, esta es una forma estupenda para afilarlas.

Una vez hecho el agujero por donde entre el filo de las tijeras, hay que cortar todo el borde de arriba, después se abre de arriba a abajo y se corta el fondo de la lata.


    

 De esta forma se tiene la lámina necesaria para empezar y como se dice en cocina se reserva para más adelante.




Para continuar, si se es diestro con el dibujo sería fabuloso plasmar el ideado por uno mismo en metal.  Si no es el caso o se quiere ser fiel a la época histórica de la feria a la que se va, es recomendable acudir a los libros de arte o a internet.  Y para muestra un botón:





Una vez escogido el patrón y su tamaño, pensando en que sea sencillo para empezar, se plasma  en el aluminio; para ello se no hay más que colocar la plantilla sobre el trozo de metal, si es necesario se sujeta con un poco de cinta adhesiva  y se repasa con el bolígrafo cada dibujo, así se consigue calcarla tan sólo con la presión ya que quedan marcadas las líneas y no se borrará. Pero para hacerlo hay que colocar un cartoncillo sobre la mesa de trabajo, a falta de cartón se puede usar el fieltro.

Encima se pone el metal con por el lado que se va a ver, y con el bolígrafo se repasa el dibujo.



Empieza la verdadera transformación:

Primero se recorta la pieza para poder manipularla con más libertad y para evitar cortes tanto mientras se trabaja como posteriormente y darle un mejor acabado hay que crear un borde como se ve en las imágenes, así sólo hay que dejar un poco de margen, aproximadamente medio centímetro, y recortar en triángulos para poder doblarlos, hay que prestarle mucha atención a esta tarea, ya que apesar de ser muy sencilla, si se corta más de lo debido se arruinará todo el trabajo.

                          
¡! Cuidado con las esquirlas, esos trocitos de metal suelen meterse por todas partes y pueden molestar con ganas.




Entonces se pliegan los cortes hacia atrás con la mano y así queda conseguido el borde. Cuanto más picos se hagan más suave queda ya que si se hacen muy grandes se formarán esquinas que luego rozarán, pincharán y cortarán, así que este es otro detalle a tener en cuenta.



Cuando ya esté listo se retoma el trabajo con el bolígrafo pasándolo por las zonas, mejor primero las más grandes para ir cogiendo práctica y afinando los detalles. Entonces se pasa con el boli por el lugar en el que el diseño indica que va hundido y se pasa tantas veces como sea necesario para que quede con la profundidad deseada y lo más uniforme posible. Si el dibujo es cuadrado el boli tiene que describir cuadrados cada vez más pequeños hasta darle la profundidad requerida, si es redondo o curvo hay que pasar en forma de círculos. Y a base de paciencia, un poco de fuerza y repetir y repetir se va consiguiendo el objetivo.
                         


  ¡! Cuidado con apretar demasiado, si se aplica demasiada presión se corre el riesgo de agujerear el broche, precaución entonces. De todas formas si eso pasase y pero la avería es pequeña puede disimularse posteriormente, si por el contrario es casi tan grande como para que pase toda la punta del bolígrafo, será más dificil ponerle remedio ya que se debilita el metal y es más fácil que se vayan rasgando otras partes.



Entonces, una vez que se ha acabado con todas las zonas cóncavas, se da la vuelta a la chapa y se repasa con ganas los relieves para que queden bien marcados.


Toca hacer los huecos para simular los engarces de las piedras se hace lo mismo que con el resto, pero pensando en que esa zona al estar ya trabajada está más frágil y puede romperse. Por otra parte si no se quiere correr el riesgo, también puede aplicarse la laca encima pero entonces hay que pintar los detalles primero y esperar a que se seque por completo para que no se mezclen los colores.






Pero antes de pasar a la pintura es necesario comprobar que está todo como se ha planeado, o lo más semejante posible y limpiar la pieza de las manchas de boli, como es el caso y los restos de polvo, grasa de las manos... con frotarlo con un trapo o papel empapado en alcohol bastará.




Ahora sí toca pintar. Se ha escogido los colores más parecidos a los de la hebilla original o darle un toque personal y completamente diferente.

Este proceso es delicado por lo detallista pero también es bastante rápido. Apenas se van a dar pinceladas por lo que hay que recurrir a los palillos para ayudar a repartir la pintura por los huecos más pequeños.


Para repartir el esmalte facilmente hay que recoger una buena cantidad de laca con el pincel y dejar caer una gota sobre la zona que se quiere colorear, la gravedad ayudará a repartirla aunque hay que ayudarla con el palillo dirigiendola para que ocupe todos los huecos.
Si ya están todas las porciones elegidas están cubiertas, aunque por suerte se seca bastante rápido, no hace falta esperar  y se puede completar todo el esmaltado de todo el broche.


Puede ocurrir que se pase el esmalte a una parte en la que no convenga, como es el caso, si se actua con rapidez, limpiándolo simplemente con un trapito, sale facilmente, pero si se ha secado se puede eliminar mojando un bastoncillo de algodón o un palillo limpio en quitaesmalte.

                             


Las joyas, para simularlas, se vuelve a recurrir al esmalte y para aplicarlo repetimos el sistema anterior, pero como el hueco es más pequeño, se aplica directamente con el palillo cargándolo con esmalte y dejando caer una gota; cuando se seca tiende a aplanarse y para darle volumen se puede echar un poco más repitiendolo tantas veces como se requiera.  Si se ha decidido dejar la forma de burbuja en el metal en vez de imitar el engarce, hay que tener mucho cuidado al pintarlo para que no escurra la laca y aplicar muy poca y darle las capas necesarias para conseguir el efecto deseado.

Para recrear el color más adecuado, si no se tiene el tono exacto se pueden mezclar los esmaltes para acercarlo lo más posible                                                                                       


Si se tienen abalorios para darle un toque más realista, en los huecos hechos simulando el engarzado se pone una gota de pegamento y se coloca la piedra pero si son auto adhesivos es mejor esperar al secado  de la laca para no dejar huellas accidentalmente.




Aunque hay un inconveniente con las piedras y es que al no tener enganches que los sujeten,y hay muchas probabilidades de que luego con los roces de la ropa  por eso no se han utilizado.





El trabajo se acaba, los siguientes pasos son muy sencillos. Mientras se seca completamente la laca, se prepara la parte posterior para colocar el imperdible y convertirlo en una pieza versatil que servirá tanto de fíbula o broche como de hebilla de cinturón sin tener que hacer modificación alguna.
                                      
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Es el turno del fieltro. En este paso sólo hay que aprovechar la plantilla de papel que se hizo al principio y marcar el contorno en el fieltro. Cualquier tipo de este material servirá siempre que tenga cierta resistencia, es decir, que no sea muy muy fino.



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Una vez recortado se coloca el imperdible (si es para un adulto es elegirlo de tamaño generoso)  sobre el círculo  para tomar la medida del mismo, se marca la cabeza o el punto donde se engancha el imperdible.




Con las tijeras se hace un pequeño corte; mejor pequeño que grande para  evitar el cierre del prendedor se salga y lo mismo con el muelle.


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 Para finalizar, se da la vuelta al disco con el imperdible, se cubre de cola o pegamento. En caso de usar la cola blanca se debe aplicar bastante, para que al unir las dos piezas el pegamento entre por todas las ranuras del broche y asegurar la fijación.  Suele tardar bastante en secar, en este caso el proceso de secado ha durado 24 h. aproximadamente.


Una vez esté seco ya se puede usar simplemente prendiendolo en la ropa o transformandolo en un cinturó así de fácil. 

En el caso en que el imperdible no sea suficientemente grande como para abarcar todo el  cinturón, prueba a clavarlo en la trabilla o por el hueco donde va cosida la hebilla. 


         
anverso
reverso

                                                 
                                      
  

                                                               He aquí otra idea:


                                                 






jueves, 4 de junio de 2015

HORQUILLAS DE CEREMONIA NIÑA



                                                           
He aquí como hacer un detalle elegante para adornar el pelo en una ocasión especial. El diseño es propio  y personalizado por completo.

Hay que elegir bien los colores de los materiales que se utilizarán para que combinen con el color del pelo.

En la "mise en place" se pueden ver:

- Un par de horquillas, mejor del color del pelo para quien se haga.
- Esmaltes blanco, gris o plata, transparente con brillantina
- Tul blanco,  un trozo de organza o encaje
- Abalorios blancos o transparentes mejor de cristal.
- Alambre fino rojo
- Hilo de acero.


En primer lugar, a falta de horquillas del color apropiado, utilizaremos las estupendas cualidades de los esmaltes de uñas, que si son de buena calidad cubren perfectamente, se secan rápido y resisten muy bien el roce.
 Para facilitar el trabajo y para no manchar las manos, se prenden en un papel  doblado por la mitad y colocado como si  fuera un calendario de sobremesa, así servirá de soporte y ayudará a que se sequen sin que se queden marcas.

Una vez pintadas las dejamos como están, de pie en el papel, sin que toquen nada a esperar a que se sequen.

 Mientras tanto continúa la tarea.

Esta vez con las flores, que estarán hechas del hilo de alambre y  laca. Esto requiere de algo más de paciencia y sobre todo delicadeza pero no es nada complicado. Con las imágenes se verá paso por paso.



Se toma el alambre y como las bobinas suelen ser pequeñas y se manejan bien, no es necesario calcular la longitud que se necesita, ya se cortará cuando se acabe la labor.




Para empezar, únicamente hay que darle una vuelta al alambre para darle forma de pétalo, siempre teniendo en cuenta el tamaño que se necesita para que quede proporcionada al tamaño del prendedor o del diseño, en este caso son pequeñas, más o menos como el tapín trasero de un bolígrafo. Este paso se repite hasta hacer la flor completa con el número de pétalos que se haya decidido.
    


Como sugerencia, conviene no olvidar la regla del número impar para que quede más estético.
Una vez hechos los cinco pétalos queda unirlos con el propio alambre enrollándolo al menos una vez entre los pétalos creando un nucleo central firme pero no muy abultado.

En el siguiente paso hay que recurrir al esmalte  y el ejercicio es exacto al que se hace al pintarse las uñas con la salvedad de que no hay una base en la que se apoya el pincel y el espesor de la laca y su resistencia es la que le permitirá endurecerse y crear una capa plástica que le dará a la creación una estupenda y elegante sensación de ligereza.

Para la realización de estas horquillas siguiendo el diseño previamente establecido es necesaria la elección de varios tonos de esmalte,  pero siempre manteniendo la idea de la inocencia que reflejan los blancos, las transparencias y el toque infantil y festivo que aporta la brillantina.


Salvar la dificultad de que la pintura cubra todo el espacio requiere de harta paciencia ya que no serán pocas las veces que la telilla que queremos conseguir desaparece ante nuestros ojos una y otra vez. Sin embargo no hay que desistir porque al final, con la dedicación                                                                   adecuada, sale.



Las flores se van colocando, con mucho cuidado, apoyadas en sus bordes, aunque lo ideal sería  poder pincharlas en algún lugar como la espuma verde de las floristerías o dejarlas pinchadas, por ejemplo, en un colador puesto boca abajo.

Mientras tanto...
Como la idea es de un tocado muy festivo los abalorios conseguirán realzarla. Los colocaremos en el centro de la flor para que den el volumen que le hace falta.

Con el mismo hilo de alambre con el que se han hecho las flores y después de enrollarlo entorno a los pétalos, tomamos uno de los extremos, lo colocamos hacia arriba, como se ve en la imagen a continuación, e insertamos tres abalorios pequeños y de nuevo de color blanco, aunque se podrían poner en plata, mate...

                                                                
 
A continuación y con cuidado de que no salgan despedidos, se cierra el alambre entre dos de los pétalos
 asegurándolo en la parte inferior de la flor.

                                        

Y repetimos la operación con todas las flores cuidando de seleccionar los abalorios adecuados para que contraste como con las de las imagenes siguientes.  En una  al ser blanca los cristales son transparentes, en otra con los pétalos transparentes y con brillantina como es transparente y con brillantina los cristales son blanco mate.

     


 A continuación se trabaja con la tela de organza,  también muy fácil de utilizar. En su lugar se puede utilizar tela de tul, sin embargo, debido al tamaño de las horquillas es preferible la organza porque la urdimbre es más fina que la del tul.


  Se parte  pintando dos circulos uno más grande que otro, de forma que el pequeño tenga el tamaño suficiente para que al agrupar las flores el circulo de organza sobresalga un poco y el circulo grande tiene que serlo un poco más para que se vea por debajo.






 Y después se recortan. No importa mucho si los circulos no son perfectamente redondos, ya que como se verá acontinuación se le dará una forma ondulada a los bordes. Si se tienen a mano unas tijeras que permiten cortarlo de esta manera  este paso es innecesario, además quedará perfectamente terminada.


Hecho esto se pasa a pintar los bordes para darles consistencia, evitar que pasen completamente desapercibidos y se integren sin problema al conjunto y de nuevo se recurre al esmalte, que  puede ser de cualquier color que encaje en la composición, por ejemplo el color plata.


                 Como se seca muy rápido no hay que esperar mucho para dar los últimos pasos:
Se superponen los dos circulos de organza, con ello se consigue dar un poco de movimiento, volumen y complementa el ramillete. Ahora se van clavando una a una y con gracia todas las flores, alternandolas.                                             
                               

                               

Por detrás  se retuercen y se hace un pequeño ojal con el alambre y un moñete, pero cuidado, ¡! hay que prestar atención y no retorcer demasiado; si lo hacemos o apuramos mucho, las flores se amontonarán y la tela de organza se arrugará y no quedará bien. Si ya nos hemos pasado, afloja un poco y recoloca la organza y las flores hasta que recuperen la forma.

       


Ahora es cuando se unen la horquilla y el ramillete y sólo hace falta un lazo. Por regla general se utiliza cola caliente que se aplica con una pistola, pero al ser una superficie de contacto muy estrecha se corre el riesgo de que se despegue con facilidad, lo que no quita para que si se tienen la cola y la pistola se utilicen como refuerzo, pero no es necesario.

El lazo ha de ser, como no, proporcionado al trabajo que se está realizando. Primero se ata todo lo fuerte que se pueda a la horquilla que ya estará bien seca.



Seguidamente pasamos uno de los extremos del lazo por entre las ramitas de las flores pero por la parte de atrás de las telas.


Ahora se vuelve a anudar el lazo lo más fuerte que sea posible asegurándose de que el remillete quedará derecho en la horquilla.


Y por fín este es el resultado del trabajo realizado


¡ ADELANTE !